Durante años, muchas Pymes colombianas vieron la facturación electrónica como un mal necesario: un requisito para cumplir con la DIAN y seguir operando . Sin embargo, el 2026 marca un punto de quiebre y mostrarnos una realidad que va más allá. Hoy, la diferencia entre las empresas que crecen y las que se estancan no está únicamente en vender más, sino en qué tan ágil, ordenada y estratégica es su operación (incluyendo su facturación). Un proceso de facturación lento, confuso o inestable no solo genera desgaste administrativo: hace perder ventas, frena la recompra y debilita la confianza del cliente. En esta guía te mostramos cómo un sistema de facturación electrónica moderno deja de ser un gasto operativo y se convierte en un motor real de crecimiento, y por qué misfacturas es una herramienta clave para lograrlo en 2026. 1. Velocidad en el punto de venta: menos fricción, más ventas: ¿Sabías que en sectores como retail y comercio, un cliente puede abandonar la compra si el proceso de p...